Por: Ignacio Netzahualcoyotl
El telar de pedales.
Es una herramienta o maquina manual que surge por las adaptaciones que hicieron nuestros antepasados en la época colonial y posterior a ella. Tiene su origen en la región central del país, en los municipios de Santa Ana Chiautempan y Contla de Juan Cuamatzi de este bello estado de Tlaxcala.

En sus inicios era distinto a como lo concebimos hoy, nació de la consecuencia de imponer un estilo de trabajo por parte de los Españoles a los indígenas nahuas de esta zona que tejían en sus hermosos telares de cintura (dato no especificado) y/o procesos manuales. El telar era conocido como de caja, en él no se podía apreciar el cajín y mucho menos el chicote, en sus primeros intentos de imposición se trabajaban los “sarapes”, tan bellos y tan complejos, de varios meses de arduo trabajo, pero que eran imposible su elaboración como medio de solvento económico.
El proceso de aprendizaje fue lento y tuvieron que pasar casi dos siglos para que el artesano-artista de la región hiciera suya esta técnica, maquina, herramienta, que se convirtió en la clave para evolucionar los procesos de tejido hasta llegar a crear el “sarape de saltillo“. Las técnicas o influencias de ellas fueron transmitidas por medio de la enseñanza a gran parte del país por los antiguos Tlaxcaltecas, telar hijo de padres tan distintos, hijo de la mezcla de dos culturas.
Era hermoso para los artistas que ejecutaban estos procesos, un bello cuento donde el telar de pedales agilizo los procesos y ejecución de distintas prendas como el gabán, el tapete, la cobija y el rebozo. El hijo había crecido y junto con él, décadas de estabilidad y crecimiento económico, hasta que las industrias pusieron sus ojos en tan magnifica creación, enamorando a sus ejecutores, tentándolos a cambiar sus procesos tradicionales, por proseos de industrialización. El hijo se convirtió en padre, inocente, sin saber que este lo llevaría a sufrir una inminente aniquilación, suceso que sigue su curso, en la cual, aquellos que amamos nuestras raíces seguimos hasta nuestros días en la lucha por lograr que subsistan ambas herramientas en una sociedad consiente, el telar de pedales y su hijo, el telar industrial.